Tuesday, October 18, 2011

La Ley de Ryan Murphy


En el mundo de Ryan Murphy, las chicas populares tienen alma y los quarterbacks quieren cantar.
El espejo se considera el peor enemigo, los psiquiatras son los imperfectos confesores y las apariencias sociales resultan mentira piadosa y verdugo cotidiano.


Creador de las series más comentadas y piropeadas de los últimos tiempos, Ryan Murphy se asienta como voz lúcida y firma personal del panorama televisivo.


Abiertamente gay, católico practicante, guionista, director y productor, Ryan se mueve y conmueve por los parámetros del eclecticismo radical.


A todo le encuentra el punto.
En sus imágenes y sonidos, hay espacio tanto para homenajear a Alfred Hitchcock como para rendirse ante Britney Spears.


En 1999, "Popular" suponía la entrada de Ryan Murphy en la televisión.
Se trataba de una serie diseñada originalmente para el público adolescente, que veía la luz en la extinta cadena WB.


Es un asombroso tratado de la popularidad, ambientado en el inequívoco cosmos piramidal del high school.


Desde la primera secuencia de "Popular", es obvio que se trasciende el género teen.
Ofrece una mirada entre melancólica y satírica a los dolores del crecer, rematados por la competencia salvaje de la sociedad yanqui y su desmesurada obsesión por la imagen.


Un inaudito alarde de imaginación, muy influido por "Ally McBeal", que fue cancelado, lamentablemente y sin avisar, al término de su segunda temporada.
Vista en retrospectiva, la vigencia de "Popular" está muy por encima de otras series más aclamadas de su época.


Para reencontrarse con Ryan Murphy, habría que esperar a 2003, justo cuando FX estrenaba "Nip/Tuck".
Abría puertas la consulta de Christian Troy y Sean McNamara, exitosos cirujanos plásticos, residentes en Miami, Caín y Abel en sus vidas privadas.


Fue la serie donde Ryan Murphy disparó con más arrojo su mundo de excesos, máscaras y melodramas.
La desmesura convirtió a "Nip/Tuck" en reina de la televisión por cable durante varios años, hipnotizando a un público que no sabía si asquearse o dejarse seducir.


Los rumbos que tomó fueron ampliamente criticados, pero nadie puede discutir la osadía de una serie que habló de la vacuidad, esa que se inyecta toxinas en la frente y escupe insatisfacción por los codos.


La tendencia de Murphy a sobreproducir mucho y medir poco se translucía, más que nunca, en su debut cinematográfico.


"Running With Scissors" utilizaba la novela autobiográfica de Augusten Burroughs como excusa para el disparate.
Quedó como una película irregular, fascinante, más o menos intencionadamente maldita, muy deudora del espíritu desencantado de la retratada década de los setenta.


Mientras "Nip/Tuck" entonaba canción de despedida, la cadena generalista FOX estrenaba "Glee" en 2009.
Revisión de tramas y estéticas de "Popular" mezclados con una absoluta devoción al género musical, "Glee" alcanzó una inesperada condición de fenómeno mundial.


Las intenciones cambiaron rápidamente. De ser una modesta comedia sobre la crisis, "Glee" transitaba a un lujoso escaparate de músicas, voces y poses.


El envoltorio devoró al contenido, especialmente durante la segunda temporada. Las concesiones a todos los niveles supusieron un auténtico paso en falso.


Paso en falso también daba Murphy en su segunda aventura en el cine.
La taquilla fue más que favorable con "Eat, Pray, Love", pero el resultado no convenció a casi nadie y los críticos se cebaron a placer.


Tras la desorientación, restaba la necesidad de que nuestro Murphy volviera por sus fueros.
Mientras observamos notoria mejoría en lo más reciente de "Glee", los verdaderos ojos están pendientes de "American Horror Story".


Con sólo dos capítulos emitidos hasta la fecha, se confirma como el estreno del año.
La casa encantada como clásico recurso terrorífico es sólo primera instancia de un popurrí lunático y digresor.


No sólo bebe de las anteriores series de Ryan Murphy, sino de todo el cine, televisión, música y porno que conocemos.
La leyenda urbana se convierte en Historia válida; el kitsch, en el arte más elevado.


Su primera secuencia, protagonizada por una niña con síndrome de Down, dos chavales pelirrojos y una sombría casa, es ejemplo de la sabiduría de un señor que maneja la cultura pop y la psicología del espectador a la perfección.


Seguiremos muy atentos el transcurso de esta sexy e inquietante "American Horror Story" y, por seguro, me extenderé sobre ella en próximos martes.


No terminará ahí la importancia Murphy. Se acumulan proyectos para el cine, mientras la NBC le ha dado luz verde para una nueva serie.
La comedia de un matrimonio gay que se plantea adoptar un bebé es el anunciado leit-motiv. ¿Quizá se basa en un deseo personal?


El último junio, nos contaba que piensa casarse con su novio, que conoce desde hace 15 años. Premios, talento a raudales y duradero amor, ¿acaso Ryan Murphy lo tiene todo?

No comments:

Post a Comment