Tuesday, December 13, 2011

Fall Into Pieces


Las series cierran puertas ante la llegada de la Navidad y, por ello, es el momento de hacer balance y repasar el otoño catódico.
Sin spoilers que valgan, por supuesto.


Estrenos interesantes y marea de regresos han compuesto un arranque de curso muy ajetreado, con unos domingos particularmente abarrotados de series imprescindibles.


Tanto en títulos veteranos como de nuevo cuño, el saldo general ha sido extraño y poco concluyente.


En este otoño, no ha existido lugar para el pronóstico.
Sobre todo, cuando un valor seguro como "Dexter" nos ha demostrado una decadencia casi integral.


La riqueza formal y la inquietante narrativa dexteriana se han desvanecido en una sexta temporada sin ideas.
Entre una intriga poco convincente y peor desarrollada, los buenos momentos han sido anecdóticos.


Detrás, el simple agotamiento de la fórmula. Aún así, la serie ha sido renovada para dos temporadas más.


Mayor descarrile cualitativo, quizá más previsible, ha protagonizado "The Walking Dead".


Un buen principio y una midseason finale resultona no pueden encubrir la verdad: se trata de una serie sin gran cosa que contar, naufragada entre unos personajes insoportables y una acción cada vez más raquítica.
Pese a todo, la audiencia ha respondido con contundencia a sus emisiones.


Dos títulos han mantenido su altísimo nivel, llegando a superarse a sí mismos.
"Boardwalk Empire" y "Sons Of Anarchy" poseen el don de lo impecable y han desfilado victoriosas.


En su cuarta temporada, "Sons Of Anarchy" ha confiado en sus personajes más que nunca, potenciados como clan sangriento y apasionado.
Los enfrentamientos han sido eléctricos.


Sanguinolenta y negrísima saga familiar, "Sons Of Anarchy" se confirma como la más trepidante de todas las series de la actualidad.


"Boardwalk Empire", drama ambientado en tiempos de la Ley Seca, fue lo mejor que servidor vio el año pasado.
Su primera temporada dejó tal grata impresión, que las expectativas eran demasiadas.


Los primeros episodios de este segundo curso parecían un tanto dubitativos y deslavazados, despertando la sensación de que muchos personajes y tramas ya no daban mucho más de sí.


En realidad, la serie se estaba conjugando de manera rigurosa, para luego explotar en sus capítulos finales.


Los tres últimos episodios han supuesto una conclusión potentísima, trufada de perversas sorpresas.
Esta cautivadora "Boardwalk Empire" se coloca nuevamente en los terrenos de lo infaltante y lo infartante.


¿Ha sido buen momento para estrenar series? En comparación con el desastre del año pasado, sí. Aún así, no se distingue una bonanza clara que permita renovación.


Es la comedia quien siempre vuela alto.
Zooey Deschanel se asienta como nueva sweetheart televisiva, gracias a "New Girl", el estreno más sólido en los rankings de audiencia.


"New Girl" es linda, tontorrona, irregular, cuyo encanto sería mucho menos sin su actriz protagonista y productora ejecutiva.


Otra serie que ha llegado para quedarse responde al nombre de "Revenge", melodrama de intriga, bastante piropeado por los comentaristas televisivos.


Con una fabulosa Madeleine Stowe como villanísima, no deja de ser la tradicional soap opera de la ABC, llena de lujo, flashbacks y secretos inconfesables.
Ahora que "Mujeres Desesperadas" se encuentra en pleno canto del cisne, esta "Revenge" se confirma como su oficioso reemplazo.


Sin duda, el estreno otoñal más poderoso ha sido "Homeland".
Es una serie perfecta y adictiva, que equilibra sabiamente la contención y el exceso. Es decir, la intriga se ha vuelto loca en el momento preciso.


Todo lo contrario que la desmañada, tramposa "American Horror Story", magna decepción de la temporada para quien esto escribe.
Me extenderé al respecto el próximo martes.


No es oro todo lo que firma Ryan Murphy, podría ser mi conclusión de este otoño catódico.
La recuperación de "Glee" fue un puro espejismo; la serie musical ha caído hasta su más baja nota.


Rampante banalidad, personajes que cambian de personalidad, tramas absurdas, dentro de un espectáculo cada vez más discreto.
Como no estamos para perder el tiempo, adiós, "Glee".


Otras bien queridas, como "The Good Wife", "Fringe" o "Parks & Recreation" se han mantenido en su placentera línea.
Sus datos de audiencia distan de lo espectacular, pero una secuencia de cualquiera de ellas vale más que una temporada entera del inmerecido éxito de "The Walking Dead".


Hemos visto mucho, pero la llegada del invierno traerá aún más.



Aspiraremos a orientarnos en estos martes catódicos, nuestras brújulas imperfectas entre imperial cantidad de placeres seriéfilos.

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