Hay quien se confiesa asustado de la sonrisa de Michael Fassbender. Tan larga y explosiva, un asombroso y repentino muestrario de dientes.
Pareciera que tiene ganas de comerse el mundo, a razón de un solo bocado.
Pareciera que tiene ganas de comerse el mundo, a razón de un solo bocado.
Michael Fassbender es el actor de moda. No hay día que no se hable de él.
Los objetivos registran su viaje alrededor del mundo, zarpando y soltando amarras, entre filmografías y rodajes, desde fiestas hasta festivales.
Los objetivos registran su viaje alrededor del mundo, zarpando y soltando amarras, entre filmografías y rodajes, desde fiestas hasta festivales.
Tuvimos que gritar viva. Copa Volpi en mano, ofreció un nuevo episodio de su sonrisa.
Tras su victoria en Venecia, el destino siguiente fue el Festival de Toronto.
Fassbender llegaba con expresión relajada, cazadora de cuero, camiseta de Iron Maiden y gafas de sol, colgadas al estilo playero/hortera.
Lo decisivo era esa nueva mirada al objetivo, más firme que nunca, pícara y lasciva de un modo casi casual.
Nos invitaba a darle guerra.
Nos invitaba a darle guerra.
Michael Fassbender ya sabe lo mucho que nos gusta.
Su fabuloso peregrinaje, con "Shame" bajo el brazo, tuvo también parada en San Sebastián, donde lucía aún más gorgeous con el mar donostiarra a sus espaldas.
Tanto paseo ha confirmado dos cosas fundamentales: The Fass está buenísimo, y "Shame" es su película clave.
En ella, interpreta a un mujeriego treintaytantos, que recibe una decisiva visita fraternal, con el rostro de Carey Mulligan.
"Shame" se coloca en el sprint hacia el Oscar, y los expertos apostadores ya sitúan a Michael en el graderío Academy Award del próximo año.
"Shame" se coloca en el sprint hacia el Oscar, y los expertos apostadores ya sitúan a Michael en el graderío Academy Award del próximo año.
Aunque no lo nominen, su sonrisa va a hacer acto de presencia en la alfombra roja. Para rojez, la suya.
Incorporar a Carl Jung en "A Dangerous Method", esperado estreno de David Cronenberg, también puede ser otra oportunidad oscariana.
Mientras, el gran público asegura reconocerlo como Magneto.
Fue cosa de la tontita "X-Men: First Class" que inauguraba enésima saga del super power.
Fue cosa de la tontita "X-Men: First Class" que inauguraba enésima saga del super power.
Ante todo, ha sido una prueba de la listeza de sus agentes; ponerlo a bailar en discotecas hollywoodienses, para que el muchacho crezca y florezca.
Los norteamericanos ya lo entienden como ese hombre europeo que siempre necesitan, con aroma malévolo, mundano, un tanto ambiguo.
Por su parte, Ridley Scott lo ha puesto al rumbo de la prometedora "Prometheus", donde también navegan Idris Elba y Patrick Wilson.
La agenda de Fassbender también registra el nombre de Jim Jarmusch, que lo demanda especialmente vampírico para su nuevo proyecto.
En 2012 no se acaba el mundo.
En los anales del maromismo, está escrito que será el año de la ascensión de un nuevo astro.
Rojo y germano-irlandés, para más señas.
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